Un villancico es una composición musical, y la forma poética asociada, tradicional de España, Latinoamérica y Portugal. Estas piezas fueron populares entre los siglos XV y XVIII. Los villancicos eran originariamente canciones profanas con estribillo, de origen popular y armonizadas a varias voces. Posteriormente comenzaron a cantarse en las iglesias y a asociarse específicamente con la Navidad. Compositores notables de villancicos fueron entre otros Juan del Enzina, Pedro de Escobar, Francisco Guerrero, Gaspar Fernandes y Juan Gutiérrez de Padilla.
Actualmente, tras el declive de la antigua forma del villancico, el término pasó a denominar simplemente un género de canción cuya letra hace referencia a la Navidad y que se canta tradicionalmente en esas fechas.
Las primeras composiciones que podemos denominar con este nombre surgieron hacia la segunda mitad del siglo XV, durante el renacimiento como una evolución de formas musicales populares mucho más antiguas. Formas similares eran llamadas hasta el siglo XV cantigas o canciones.
Su nombre tiene probablemente su origen en que se trata de composiciones de naturaleza popular, cantadas por los villanos o habitantes de las villas, típicamente campesinos u otros habitantes del medio rural. Eran cantados en fiestas populares, originariamente sin temática específicamente religiosa, siendo los principales temas los acontecimientos recientes del pueblo o la región. El género se amplió posteriormente hasta incluir temas de diverso tipo.
La forma poética está influida por composiciones tradicionales de origen mozárabe, tales como el zéjel que alternaba estrofas cantadas por un solista con un estribillo a coro. Éste dio paso a otras formas como la cantiga de estribillo o la cantiga de refram galaico portuguesa.
La estructura básica del villancico la forman dos elementos: el estribillo y las coplas, si bien su estructura es muy variable tanto en el número de versos como en la rima o la alternancia entre estribillo y coplas. Los versos son por lo general hexasílabos u octosílabos y componen un estribillo inicial, a veces con introducción, que consta típicamente de tres o cuatro versos que se repiten a lo largo de la obra, y unas coplas, divididas a su vez en dos mudanzas y una vuelta. Las mudanzas, que con frecuencia tienen rima simétrica formando entonces una redondilla o alternativamente una cuarteta, van seguidas de la vuelta o enlace de tres o cuatro versos en los que el primero tiene la misma rima que el último de la mudanza y el resto, o al menos el último, enlazan con el estribillo.
Esta estructura se aprecia en este villancico atribuído a Mateo Flecha el Viejo:
- Riu, riu, chiu,
- La guarda ribera,
- Dios guardó el lobo
- de nuestra cordera.
- El lobo rabioso
- La quiso morder,
- Mas Dios poderoso
- La supo defender,
- Quizole hazer que
- No pudiesse pecar,
- Ni aun original
- Esta virgen no tuviera.
- Riu, riu, chiu,
- La guarda ribera,
- Dios guarde el lobo
- De nuestra cordera.
Una forma poética pariente del villancico es la letrilla que en el siglo XVI pasó a denominar cualquier poema con estribillo, y que generalmente es de carácter satírico.
Música
En su forma clásica en el villancico marca la pauta la melodía del canto apoyada por un acompañamiento en tono grave que forma un buen soporte armónico por parte de las voces internas; el registro superior es el que lleva asociado el texto, el cual sigue la melodía en modo silábico; el cierre de los versos corresponde generalmente a las diversas cadencias. El discurso horizontal se orienta según procedimientos tonales ante litteram: por otra parte basta pensar que hay villancicos construidos también sobre un esquema de danza (sobre todo los más recientes pero también durante el renacimiento, en el lenguaje tonal) como passamezzo o folía. La polifonía se acrecienta generalmente mediante un inteligente contrapunto derivado de la imitación de las frases musicales individuales entre las diversas partes, aunque el estilo homofónico y homorrítmico no sea inusual. El compás, en general binario, en ocasiones se aproxima a ritmos ternarios.
En el siglo XVII el villancico es un género sumamente popular, constituyendo la mayor parte de la producción musical española de la época. Se componen multitud de villancicos devocionales para las distintas festividades religiosas tales como la Asunción, la Inmaculada Concepción o festividades de santos además del Corpus Christi o la Navidad. En esta época el villancico se sofistica aún más añadiendo más voces a la polifonía, hasta ocho distribuídas en dos coros situados en diferentes partes de la iglesia y acompañamiento de violón, arpa y órgano. El estribillo se hace más largo y complejo polifónicamente, mientras que como contraste las coplas se acortan y simplifican musicalmente. También se introducen algunos elementos dramáticos. Son músicos importantes de este período entre muchos otros Cristóbal Galán, Juan Hidalgo y Sebastián Durón.
El siglo XVIII marca el inicio de la decadencia del género, el cual recibe cada vez más influencia de la música vocal italiana que por entonces dominaba el panorama musical europeo. Los villancicos alteran su sencilla estructura inicial complicándose con nuevas secciones musicales a imitación de la cantata, deviniendo en una sucesión de recitativos y arias da capo según el modelo de la ópera italiana. En 1765 se prohíben los villancicos en los actos religiosos.
En la América colonial el villancico siguió un desarrollo paralelo al de la península siendo valorado como medio evangelizador, incorporando el lenguaje y ritmos de las formas locales, incluyendo con frecuencia palabras en idiomas indígenas como el náhuatl, vocablos africanos o jerga de los dialectos europeos. Entre estos figuran los llamados villancicos de negro o negrillos en los que se imita el sonido de los dialectos africanos con onomatopeyas. Entre estos son particularmente conocidos los de Sor Juana Inés de la Cruz.
Fuente: wikipedia.org
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