domingo, 6 de febrero de 2011

La naturaleza y las consecuencias de la música rock

Para los jóvenes de hoy en día, los conciertos y festivales con grupos y cantantes populares son lo máximo que pueden experimentar. En ellos gastan hasta el último centavo, no les importa que a menudo durante dichas presentaciones, cientos de personas sufran ataque de histeria y que muchos tengan que ser sacados en camilla. 

No les incomoda el hecho de que una y otra vez se presenten heridos en los  momentos en que la multitud cae en la euforia y que incluso haya habido muertos a causa de la presión de las masas. No ven nada de malo en que este tipo de violencia y destrucción acompañe a estos conciertos. Mientras escribo estas líneas, veo ante mis ojos unos recortes de diarios con la siguiente información.
 
En 1988 mientras se realizaba el acto inaugural de Mosters of Rock el más grande festival de rock pesado en Europa, en la ciudad inglesa de Castle  Domington, dos jóvenes murieron pisoteados y aplastados por la multitud. Otras dos personas resultaron gravemente heridas. De los 80.000 a 100.000 espectadores, decenas  sufrieron lesiones, varios cientos tuvieron que ser retirados, a veces en estado de inconsciencia, del gigantesco escenario al aire libre, para recibir atención médica. La policía retiro los cadáveres  y rescato los heridos graves, mientras el show seguía desarrollándose.

Poco después, cuando el mismo festival llego a la ciudad alemana de s de la función propiamente dicha, ya se había desatado grandes olas de delirio y desenfreno. Durante las quince horas de disturbios ocurridos en el centro de la cuidad, en la etapa previa del espectáculo que tuvo lugar ante 38.000 espectadores en el escenario de las praderas del río, Maín y que duro once horas, cientos de jóvenes resultaron lesionados. Fueron necesarias 587 intervenciones de los servicios   de socorro y primeros auxilios, especialmente  a causa de las fracturas, las heridas, las dislocaciones de miembros y las contusiones. La policía, reforzada con un contingente de 1000 funcionarios, detuvo transitoriamente a 78 personas.

En un concierto del artista estadounidense Michael Jackson, celebrado en la pista hípica de Aintree, Liverpool, Inglaterra, en setiembre de 1988, resultaron heridas más de 3000 personas e incluso 40 de ellas tuvieron que ser hospitalizados. A este concierto de rock, quizás el más grande que se haya hecho en el continente europeo, asistieron 125.000 personas. 

Según los datos de los responsables de primeros auxilios, 1550 jóvenes, que habían permanecido en la parte delantera cerca del escenario, recibieron lesiones por la presión de la multitud y tuvieron  que ser asistidos por los médicos. Muchos de ellos perdieron el conocimiento. Un gran número de fanáticos alcanzaron un estado de histeria. Los Beatles ya habían afirmado lo siguiente; “nuestra música es capaz de causar inestabilidad emocional, trastornó de conducta, rebelión e incluso revolución”.

Hay estudios médicos que comprueban que no hay un equilibrio entre ritmo del rock y los ritmos naturales del cuerpo. Las vibraciones del bajo eléctrico, con su baja frecuencia, el continuo ritmo de la batería actúa directamente sobre la glándula pituitaria, la que produce hormonas que controlan la respuesta sexual tanto en hombres  como en mujeres. El incesante ritmo de la música rock produce en el celebro un fuerte desequilibrio. El efecto final es una sobreproducción hormonal que disminuye las barreras morales o las hace desaparecer por completo.

Además, en los conciertos de rock y en las discotecas, se efectúa una manipulación mediante efectos luminosos; entonces, todas las barreras morales se vienen abajo, se pierde la capacidad de discernir y el individuo queda expuesto a cualquier clase de influencia.

Esta luz, siempre cambiante en su color e intensidad entorpece el sentido de la orientación y bloquea los reflejos naturales, inclusive el cambio entre la luz y la oscuridad, de 6 a 8 veces por segundo, hace perder la percepción de la profundidad. A las 26 veces por segundo sobreviene una alteración de las ondas cerebrales alfa, lo que a su vez lleva a la disminución de la capacidad de concentración. Si la alteración entre la luz y sombra  ocurre más rápido y durante un periodo más largo se puede llegar a perder completamente el control sobre los sentidos. Por esto, no es una exageración cuando se afirma que la música rock combinada con efectos luminosos, constituye una “violación legal de la conciencia”.

Frecuentemente,  las canciones de rock y otras melodías populares son compuestas bajo la influencia del alcohol o las drogas. Los cantantes y bandas más famosas están sometidas a la influencia satánica. Algunos músicos  confiesan abiertamente haber recibido su inspiración   de un guitarrista Keith Richard de los  Rolling Stones, declaro que las canciones fluirán profundamente de los compositores, si ellos tan solo fuesen médiums abiertos y dóciles.

Este mismo poder, se emplea para influir sobre los  espectadores de una forma que bien podría llamarse lavado cerebral, por que mediante energías diabólicas los músicos adquieren ciertas condiciones para comunicarse sobrenaturalmente con el subconsciente de una persona.

En cierta ocasión el célebre guitarrista Jimi Hendrix dijo; “se puede hipnotizar  a las personas con  la música  y cuando se les ha llevado al punto  más débil podemos predicar  a su subconsciente todo aquello que queramos”. Las consecuencias son obvias para todo tipo de comportamiento contrario a la autoridad, permisividad sexual, embotamiento de la conciencia y destrucción de la personalidad.

Sin embrago, no son solo los seguidores sino también las mismas estrellas de rock quienes son alcanzados por estos efectos, que finalmente los llevaran a la ruina. En este sentido ninguna carrera, por más brillante que parezca puede ocultar esta realidad. Porque ninguna vida o carrera puede ser justamente evaluada, hasta contemplaría desde su fin. Como yo había escuchado de la muerte terrible de algunos de estos cantantes, quise informarme de otros casos y el balance resulto estremecedor.

Brian Jones, de los Rolling Stones, murió ahogado en su piscina, aparentemente como resultado de una sobredosis de alcohol o drogas.

Jimi Hendrix, cantante y guitarrista, murió ahogado en su propio vomito después de beber alcohol e ingerir tabletas para dormir.

Janis Joplin, la reina del rock, murió por una sobredosis de heroína.

Ron Mckernan, del grupo The Grateful Dead, falleció luego de una larga agonia como resultado del alcoholismo.

Marc Bolan, primer guitarrista y compositor del grupo T-Rex, que atribuía sus éxitos a la magia negra, perdió la vida en un misterioso accidente automovilístico.

Keith Moon, del grupo The Who, termino en suicidio.


Elvis Presley, murió como resultado del exceso de comida y abuso de drogas.

Sid Vicious, del grupo Sex Pistols, falleció por una sobredosis de heroína, después de haber apuñalado hasta la muerte a su novia.

John Bonham, de Led Zeppelin, murió ahogado en su propio vomito después de haber bebido 40 vasos de vodka.

Bon Scott, de AC/DC, y cantante del tema “autopista al infierno”, murió ahogado en su propio vómito después de beber por una noche entera.

John Lennon, de The Beatles quien había vendido su alma al diablo con el fin de conseguir el éxito de su grupo, murió asesinado por un fans.

Pete Farndon, del grupo The Pretenders, fue encontrado muerto en su tina del baño con la aguja de heroína aún clavado en su brazo.

Marvin Gaye, aclamado cantante de rock, después de una riña con su padre, murió por las heridas de bala que se auto infirió.

Yogi Horton, popular baterista, salto desde el decimo-séptimo piso de un hotel en Nueva York.    

Jaco Pastorius, bajista de jazz-rock, fue golpeado fuertemente y luego murió a causa de las lesiones.

Roy Buchanan, uno de los mejores guitarristas de blues y rock de todo el mundo, se ahorco en medio de una borrachera, mientras estaba en una celda para desintoxicación.


Esta lista podría seguir fácilmente con los nombres de otros 20 jóvenes cantantes conocidos que han muerto por abuso de drogas. Y solo nombraríamos a los más famosos.
Esto demuestra dramáticamente que “el pago del pecado es la muerte”(Rom 6,23). Detrás de la música rock y demás ritmos que la acompañan estas Satanás con todo su poder mortal, tal cual me los escribió un joven que fue rescatado de esta atadura.

“Satanás quería matarme, pero Jesucristo me dio una nueva vida. De no haber sido así, yo estaría ahora varios metros bajo tierra. Y le digo a todo el mundo; el que se mete con Satanás, Satanás termina por matarlo, porque el necesita solo hasta tenerte completamente bajo su poder”.

Hasta el próximo articulo “El satanismo declarado y su éxito en la música rock”



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