El grupo musical U2 está consiguiendo éxitos sin paragón. Esteban Linés dice que “U2 es –con permiso de los Stones- el último gran grupo de rock en activo. Y podría decirse también que comprometido. Bono, su líder, ha abanderado en los últimos años un sinfín de causas solidarias: la lucha contra el hambre, contra el SIDA, Amnistía Internacional... Y ahora, el perdón de la deuda externa para los países del Tercer Mundo…” a estado con el Papa, en la casa Blanca y ha ido cogido de las grandes ‘top models’…
Dentro de una sociedad de marketing y de consumo, el líder de U2 “acepta que forma parte de lo que él mismo define como ‘izquierda caviar’, pero afirma que se trata de un cinismo asumido que da por bueno si sirve para que sus causas solidarias tengan mayor eco”. Se confiesa católico, ejerce de irlandés comprometido y ha vendido 120 millones de discos. De su actuación en Barcelona la prensa nos ha dejado un buen rastro de noticias.
Hace pocos años, la editorial italiana Einaudi publicó una nueva edición del “Libro de los Salmos” y le pidió a ese cantante, líder de U2, que escribiera una introducción. Las palabras de Bono comenzaban así: ”Explicar la fe siempre ha sido algo difícil. ¿Cómo se hace para explicar un amor y una lógica en el corazón del universo cuando el mundo está tan lleno de fracasos? ¿El libre albedrío nos ha crucificado también a nosotros?”
La espiritualidad de esta estrella del rock se refleja en la letra de sus canciones, y también en el texto de los comentarios a los salmos, que nos dan una clave de lectura de su música. Seguía diciendo Paul Hewson (que así se llama, según la pila bautismal): “Recuerdo que los Salmos, más que objeto de canto, eran objeto de una cantinela en mi juventud. Los Salmos me han preparado para comprender la honestidad de John Lennon, el lenguaje barroco de Bob Dylan y Leonard Cohen, la garganta clara de Al Green y Stevie Wonder. Cuando escucho a estos cantantes, me uno a una parte de mí para la que no tengo explicaciones... mi alma, supongo. Palabras y música han hecho de mí lo que unas sólidas e incluso rigurosas argumentaciones no habían logrado alcanzar, me han introducido en Dios, no en la fe en Dios, sino más bien en un sentido tangible de Dios”. Nos está diciendo que la religión es algo muy serio, que no es una creencia, sino una experiencia personal de Dios.
Dejando aparte los gustos musicales está claro que la música es un arte expresión del espíritu humano, y esa espiritualidad ha sido llevada por U2 al rock: “El rock es, en realidad, algo muy sencillo y simple, porque no se trata más que de enviar un mensaje envuelto con la ética y la estética de cada uno; no es más que eso. Somos nosotros, público, promotores y artistas, los que a menudo creemos que si no lo hacemos cada vez más complicado ya no es ‘fashion’, ya no es moderno”.
Dicen los expertos que después de un tiempo de incertidumbre, han vuelto los de U2 a su lugar con “All that you can’t leave behind”, orden y música de vuelta a su línea de “The Joshua tree”, “Achtung baby”, “The unforgettable fire”, y así lo reconocen ellos: “con este disco hemos querido regresar a lo básico después de nuestro flirteo con todas esas ideas relacionadas con lo “dance” y el “tecno”… Sabemos que todo esto es un negocio y hay una poderosa industria detrás de él, a la que a menudo la palabra arte poco le importa. Yo soy el primero en saberlo, veo que el éxito corrompe y a mí también, inevitablemente, pero sigo aquí. ¿Sabe por qué? Porque el rock tiene un poder enorme. Ya lo he comentado en más de una ocasión pero nosotros no somos como John Lennon, esa historia de paz y amor; estamos mucho más cerca de esa idea “punk” según la cual el rock puede cambiar el mundo porque los políticos jamás lo harán. En mi caso personal, además, tendría que añadir que soy católico y ejerzo de irlandés comprometido. Ya ve, en el fondo todo es un lío”.
Por tanto, es un hombre sensible, religioso y comprometido con cambiar el mundo a través de la música. En el prólogo a los salmos dijo: “Los salmos fueron mi primer intento de música inspirada. Me gustaban las palabras, pero no estaba seguro de las melodías, con excepción del 23,1, que decía ‘el Señor es mi pastor’”.
Padre Llucià Pou Sabaté
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