La música está presente en todas las culturas y desde edades tempranas, todas las personas tenemos las capacidades básicas para su procesamiento, el cual está organizado en módulos diferenciados que implican distintas regiones cerebrales.
Cuando hablamos del cerebro a nivel general, aludimos a un conjunto de estructuras nerviosas con múltiples funciones comunes a todas las personas.
Sin embargo, a nivel individual, existe un cerebro irrepetible, diferente y distinto en cada uno de nosotros, que recoge en su estructura y funcionalidad toda la historia personal, biográfica, genética, biológica, cultural y social, que lo ha moldeado y desarrollado diferenciándolo del resto.
Cuando escuchamos, cantamos o interpretamos alguna obra musical, tocamos o improvisamos un instrumento, componemos, escuchamos, pensamos y actuamos sobre sonidos, nuestra red de neuronas se amplía con una serie de conexiones únicas, distintas a todas las demás, que podrían definirse como las huellas dactilares a las que ha dado lugar nuestra actividad musical y que dan lugar a la actividad de todo el cerebro.
El procesamiento neurocognitivo de la música supone una interacción de múltiples funciones neuropsicológicas y emocionales, que tienen que actuar de forma paralela. Por lo tanto, la música es considerada como uno de los elementos con mayor capacidad para la integración neurofuncional y neuropsicológica.
Tiene una compleja actividad cerebral que contribuye a desarrollar la percepción sonora, estados de ánimo, conductas cognitivas, perceptivo–motrices y un largo etc.
La actividad se sintetiza en una función tanto receptiva como ejecutiva del cerebro, que permite modificar conductas.
UN POCO DE HISTORIA
En los orígenes del hombre, no existía el lenguaje como lo entendemos ahora, tan sólo existía la música. El hombre en la prehistoria, parece que expresaba sus pensamientos y sentimientos basándose en sonidos y silencios. La profundidad del tono, estaba relacionado con su fuerza y su poder, la intensidad del timbre podía expresar amor y sabiduría.
El ser humano expresaba la sinceridad, la falsedad, la atracción o el placer por medio de la variedad de sus expresiones musicales o sonoras.
Esta unión de sonidos, dio lugar a las palabras, y estas a su vez comunicaban diferentes significados a partir de sus diversos modos de expresión.
De esta manera, y de forma gradual, el hombre transformó la música en un lenguaje. Se crearon canciones para transmitir mensajes, contar historias, recrear sentimientos, coordinándose simultáneamente cognición, emoción, comunicación y desencadenando procesos biológicos de indudable transformación que alcanzan niveles tales como la estimulación de recuerdos, los estados de ánimo, la integración grupal, el bienestar físico, mental y emocional despertando en nosotros sentimientos o recuerdos de manera inmediata tal y como avala la neurociencia.
Es tan grande la influencia de la música sobre los seres vivos
que parece demostrado que escuchar melodías agradables no solo modifica
nuestro estado de ánimo, sino que puede tener una influencia muy
positiva en el desarrollo cognitivo humano, en el estímulo de nuestra
inteligencia e incluso en la salud, reduciendo el estrés, el insomnio,
la depresión, calmando el dolor y mejorando la inmunidad.
Por su efecto sobre las emociones, la experiencia musical
provoca la participación de numerosas estructuras cerebrales
relacionadas con la motivación y la emoción. Otros procesos cognitivos,
como la atención, el aprendizaje y el pensamiento, también tienen su
participación en ello.
¿CÓMO PROCESAMOS LA INFORMACIÓN MUSICAL? ¿QUÉ OCURRE EN NUESTRO CEREBRO CUANDO ESCUCHAMOS UNA CANCIÓN?
Primero realizamos un análisis acústico. Analizamos mediante
una organización temporal el ritmo y el compás y la organización del
tono. El proceso inicial del sistema relacionado con la experiencia
musical capta los sonidos que son vibraciones con diferentes
frecuencias, captadas y codificadas por el oído y transformadas en
señales eléctricas conducidas a través del nervio auditivo hacia el
sistema nervioso central. Esta información llega a la corteza auditiva
localizada en la cara lateral de la corteza cerebral (lóbulo temporal).
En esta área se recibe y analiza el estímulo auditivo, es decir, aquí
oímos.
Las señales eléctricas se transforman en la corteza para dar una
experiencia subjetiva de la música.
Pero no sólo la vía auditiva es capaz de responder a la música;
otros sistemas sensoriales pueden ser activados por ella. Por otro
lado, debido a que la música puede evocar imágenes, otras áreas
cerebrales relacionadas también se ven involucradas.
Cuando la música se introduce en el interior de nuestro oído,
la información viaja a través del tallo cerebral y el mesencéfalo hasta
llegar al córtex auditivo. La información es procesada por el córtex
auditivo primario y el córtex auditivo secundario.
Después analizamos la letra de la canción por el sistema de
procesamiento del lenguaje. El léxico musical es el almacén en el cual
almacenamos toda la información musical que vamos recibiendo a lo largo
de nuestra vida, y es el que nos proporcionará el reconocimiento de una
canción.
Las reacciones al estímulo musical son el resultado de un
proceso neurofisiológico preciso, siendo este proceso similar en todas
las personas, lo que diferencia a unas de otras será la historia de vida
de cada individuo, aspecto determinante sobre las emociones.
Seguidamente, las áreas de asociación, tienen un papel
importante en la integración, interpretación y almacenamiento de la
información que reciben de los sistemas sensoriales. Estas áreas también
participan en la integración de la personalidad del individuo así como
en la regulación de las emociones, ya que se encuentran en estrecha
comunicación con estructuras del sistema límbico, el cual está formado
por un conjunto de estructuras que tienen que ver con la producción y la
regulación de las emociones.
Con el poder que posee la música a nivel neurológico, físico y
emocional, puede considerarse como una herramienta más dentro del
desarrollo del ser humano.
ESTRUCTURAS CEREBRALES INVOLUCRADAS EN LA EXPERIENCIA MUSICAL
Amígdala, se la relaciona con el tono
emocional, el placer, la conducta consumatoria, el miedo, la tristeza y
la alegría, además del control de la agresión, la inhibición de la
actividad y la vocalización de las emociones. La amígdala está implicada
en la música de suspense y decrece la activación de la amígdala cuando
escuchamos música relajante. Giro parahipocampal y la amígdala (núcleos
del displacer) son estructuras clave en la percepción desagradable de
la música (disonancia).
El hipocampo, permite que haya innovación,
media los estados de alerta y la familiaridad ante los estímulos, así
como su orientación espacial.
Las áreas frontales permiten mantener la atención hacia la música y, junto con el sistema límbico, responder emocionalmente a ella.
El núcleo accumbens (o núcleo del placer) se activa cuando escuchamos música agradable.
La correcta identificación de las melodías según el modo en el que están compuestas implica el giro frontal inferior, el tálamo medial y el cingulado anterior dorsal.
El diencéfalo es donde se localiza el mensaje
afectivo de la música que es una zona profunda del cerebro donde se
asientan las emociones. La melodía afecta a la vida emocional y afectiva
y es el diencéfalo el que recibe los motivos y diseños melódicos,
adquiriendo éstos significación, despertando así todo un mundo interior
de sentimientos y emociones.
Estructura cortical es donde se localiza la
actividad intelectual. Es la música eminentemente armónica la que
representa el mayor nivel de representaciones intelectuales y, siendo
éstas complejas, precisan de una actividad psíquica y mental más
evolucionada y estructurada.
El hemisferio izquierdo procesa preferentemente información lingüística, matemática y lógica. Predomina el análisis,
las ideas y el ritmo (base de los aprendizajes instrumentales). Es el
encargado de elaborar las secuencias, los mecanismos de ejecución
musical, la pronunciación de palabras para el canto y las
representaciones verbales.
Así, el hemisferio izquierdo lleva a cabo un análisis lógico, secuencial, detallado y parcial de la información musical.
El hemisferio derecho procesa información emocional, musical y espacial. Predomina la síntesis,
la percepción de las formas, y la percepción de la música. Es el
encargado de la emisión melódica no verbal (intervalos, intensidad,
duración, etc.), de la discriminación del timbre de la intuición musical
y de la imaginación musical.
Así el hemisferio derecho utiliza estrategias de tipo global y sintético.
Se puede decir desde una perspectiva global, que con más música
hay más actividad en el H. Izquierdo, y se utiliza también más éste
para componer. Pero lo cierto es que en la conducta musical se utiliza TODO el cerebro.
BENEFICIOS QUE PRODUCE LA MÚSICA A NIVEL PSICOFISIOLÓGICO Y EMOCIONAL.
El individuo comprende una dimensión biológica, otra
psicológico-emocional y su inserción en un entorno o medio social. Por
lo tanto hay que contemplar la influencia que representa la música en su
totalidad para el cuerpo, la mente, la emoción y el espíritu, y cómo se
relaciona este individuo con la naturaleza y el medio social.
- La música nos ayuda en nuestro desarrollo psíquico y emocional, proporcionándonos el equilibrio necesario para alcanzar un nivel adecuado de bienestar y felicidad.
- La música considerada como arte, ciencia y lenguaje universal, es un medio de expresión sin límites que llega a lo más íntimo de cada persona.
- Puede transmitir diferentes estados de ánimo y emociones que liberan la función tanto emocional como afectiva e intelectual.
- Escuchar música desarrolla la sensibilidad, la creatividad y la capacidad de abstracción o análisis, nos incita a descubrir nuestro propio mundo interior, la comunicación con “el otro” o “los otros” y la captación y apreciación del mundo que nos rodea.
- La música nos conduce a una rearmonización del estado de ánimo y de los sentimientos, formando un mecanismo de retroalimentación, en el que no solamente el estado de ánimo produce una expresión emocional, sino que a su vez esta expresión tiende a despertar o mantener el estado de ánimo.
- Al desarrollar la conducta musical de escucha, disciplinamos la mente y las emociones, forjamos hábitos de atención y respeto, al tiempo que agudizamos nuestra capacidad de concentración.
- La música nos moviliza y nos dirige a determinados procesos psicomotrices, que afectan directamente a nuestro mundo emocional, además de la actividad motriz, provocando situaciones de alegría o de integración.
- Estimula las capacidades de abstracción, relacionándose muy positivamente con el desarrollo de los aprendizajes matemáticos y la visión espacial.
- La expresión libre de una obra musical contribuye a dominar y canalizar las emociones, ya que requiere controlar los gestos corporales y faciales. De esta manera los individuos con una personalidad débil, serían capaces de despertar sus energías latentes y los impulsivos, canalizar las fuerzas desencadenadas.
- Al cantar, dejamos salir las más profundas emociones, sentimos y exteriorizamos nuestro propio cuerpo con alegría, tristeza, agresividad o miedo, por citar sólo los cuatro estados emocionales básicos.
La música afecta de tal forma al nivel psicofisiológico y
emocional de la persona, que existe una necesidad de estimular el
pensamiento positivo y las emociones constructivas mediante la música.
La música, por tanto, es una forma de sentir y existir, es
expresar ya sea consciente o inconscientemente, la manera de ser y
sentir de cada uno de nosotros; expresa la vida y es un medio para salir
de sí mismo.
ALGUNOS EJEMPLOS DE MÚSICA BENEFICIOSA PARA LA SALUD
INSOMNIO:
- Chopin - Nocturno en si mayor Op 9 Nº 3
- Chopin - Nocturno en fa sostenido mayor Op 15 Nº 2
- Chopin Nocturne Op.9 No.2
- Preludio para la siesta de un Fauno de Debussy
- Canon en Re de Pachelbel
HIPERTENSIÓN:
- Las cuatro estaciones de Vivaldi
- Serenata nº13 en Sol Mayor de Mozart
- Música acuática de Haendel
- Concierto para violín de Beethoven
- Sinfonía nº8 de Dvorak
ANSIEDAD:
DOLOR DE CABEZA:
DOLOR DE ESTÓMAGO:
- ENERGÉTICAS:
- La suite Karalia de Sibelius
- Serenata de Cuerdas (op. 48) de Tschaikowsky
- Obertura de Guillermo Tell de Rossini
PARA LA SANACIÓN Y ARMONÍA DE TU HOGAR:
Amigo, hasta aquí he llegado, si quieres seguir leyendo, vé tu
mismo, conviértete en la escritura y la esencia (Angelus Silesius).
Autora: María Teresa Vallejo Laso
Referencias Bibliográficas:
Psicología de la Música y Educación Musical. (1999). Madrid. Visor Distribuciones.
Despins, Jean Paul (1989): “La música y el cerebro”. Barcelona. Ed.Gedisa.
Gaynor, Mitchel L. (2001): “Sonidos que curan”. Barcelona. Urano.
Goleman, Daniel (1966): “La inteligencia emocional”.
Chichón, M.J.; Lacárcel, J.; Lago, P.;
Melguizo,F.; Ortíz, T.; Sabbatella,P.; (1999): Música y Salud:
Introducción a la Musicoterapia II”. Madrid. Universidad Nacional de
Educación a Distancia.
Fuente: http://www.serfelices.org/index.php/psicologia/410-el-poder-de-la-musica-sobre-las-emociones
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