Para que una comunidad pueda celebrar bien, participando con cierta seguridad tambien en el canto, es importante que ensaye sus intervenciones.
No es tarea facil. Muchos se muestran remisos a adelantar cinco minutos su presencia en la iglesia. Uno de los meritos no pequeños del animador musical seria ir persuadiendo a la gente de que vale la pena ensayar los cantos, por que son ellos, todos los fieles, "los celebrantes", y sus intervenciones musicales-ademàs de su oración y su praticipación en todo el ministerio-son en verdad "sacerdotales", es la comunidad entera la que asi alaba a Dios y dirige sus súplicas y acalamaciones, y eso no se puede hacer con un minimo de dignidad y conocimiento si no se ensaya el canto.
Se requiere una pedagogía especial, que el animador del canto va adquiriendo con la paráctica, para conseguir que este ensayo sea eficaz, breve, amable, y no pesado y contraproducente. Un ensayo que abre el apetito y crea un clima de acogida a lo que va a ser la celebración. Si un canto ya sale bastante bien, no hace falta insistir en él.
No hace falta ensayar todos los cantos que van a interpretar, ni tampoco cansar a la asamblea con descripción exhaustiva del "programa", que no van a retener de todas maneras. Sólo lo más nuevo del día vale la pena ensayarlo. Tampoco será buena pedagogía introducir muchas novedades cada vez. A la vez que se busca un enriquecimiento del repertorio de la comunidad, hay que tener en cuanta tambien que los cantos ya sabidos son los que más a gusto se cantan. Es bueno conjugar las dos pedagogías: la de lo repetido y la de lo nuevo.
En el ensayo el director puede echar mano a veces de grabaciones del canto (que a lo mejor ya ha ido sonando mientras entraba la gente) o de una intervención del coro, que puede dar así vida a la melodía qque se quiere introducir. Tambien sería bueno que presentara y motivara muy brevemente el nuevo canto, a partir del tiempo litúrgico o de la fiesta o del momento de la celebración: que se note la transición. Ahora no va de ensayo, sino que empieza la Eucaristía. Ahora no es él-animador-el importante, sino sino el presidenteque que ya entra. Cambia el clima. se deberia notar.
No es tarea facil. Muchos se muestran remisos a adelantar cinco minutos su presencia en la iglesia. Uno de los meritos no pequeños del animador musical seria ir persuadiendo a la gente de que vale la pena ensayar los cantos, por que son ellos, todos los fieles, "los celebrantes", y sus intervenciones musicales-ademàs de su oración y su praticipación en todo el ministerio-son en verdad "sacerdotales", es la comunidad entera la que asi alaba a Dios y dirige sus súplicas y acalamaciones, y eso no se puede hacer con un minimo de dignidad y conocimiento si no se ensaya el canto.
Se requiere una pedagogía especial, que el animador del canto va adquiriendo con la paráctica, para conseguir que este ensayo sea eficaz, breve, amable, y no pesado y contraproducente. Un ensayo que abre el apetito y crea un clima de acogida a lo que va a ser la celebración. Si un canto ya sale bastante bien, no hace falta insistir en él.
No hace falta ensayar todos los cantos que van a interpretar, ni tampoco cansar a la asamblea con descripción exhaustiva del "programa", que no van a retener de todas maneras. Sólo lo más nuevo del día vale la pena ensayarlo. Tampoco será buena pedagogía introducir muchas novedades cada vez. A la vez que se busca un enriquecimiento del repertorio de la comunidad, hay que tener en cuanta tambien que los cantos ya sabidos son los que más a gusto se cantan. Es bueno conjugar las dos pedagogías: la de lo repetido y la de lo nuevo.
En el ensayo el director puede echar mano a veces de grabaciones del canto (que a lo mejor ya ha ido sonando mientras entraba la gente) o de una intervención del coro, que puede dar así vida a la melodía qque se quiere introducir. Tambien sería bueno que presentara y motivara muy brevemente el nuevo canto, a partir del tiempo litúrgico o de la fiesta o del momento de la celebración: que se note la transición. Ahora no va de ensayo, sino que empieza la Eucaristía. Ahora no es él-animador-el importante, sino sino el presidenteque que ya entra. Cambia el clima. se deberia notar.
Fuente; Ministerios de Laicos-Aldazábal.
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