sábado, 2 de noviembre de 2013

Targeta de sonido

Haga Clic para ver la Imagen original en una ventana nueva“¿qué tarjeta o interface debería emplear en mi estudio?” Te ofrecemos las claves para conocer la respuesta...

Es probable que tu ordenador musical llevase una tarjeta de sonido preinstalada, pero a menudo, suele ser insuficiente para trabajar en tu estudio (sin embargo, nunca desprecies a priori esa tarjeta: al menos comprueba que no te sirve). Así pues, ¿qué factores deben influir en la elección de tu tarjeta de sonido?

Podemos clasificar las tarjetas por el tipo de interface (USB, FireWire o PCI), por su dotación de entradas y salidas, por las resoluciones y frecuencias de muestreo o por los extras incluidos, como previos de micro, superficies de control o procesadores DSP. Sólo en unos contados casos, el software que utilices dictará tu decisión como sucede con la familia Digidesign ProTools.

La resolución y la frecuencia de muestreo ya no son unos factores tan decisivos como antes. Casi todas las tarjetas actuales pueden funcionar a 24bit, así que no te conformes con menos. Y muchas muestrean a 96kHz o más, lo cual es suficiente para casi todos los estudios domésticos.

Además, en los últimos tiempos, las tarjetas USB y FireWire han dejado de ser patrimonio exclusivo de los portátiles. Los ordenadores musicales de sobremesa han utilizado casi siempre tarjetas PCI, pero los últimos modelos USB y FireWire son bastante atractivos. Sin embargo, las tarjetas con bus PCI son más baratas y suelen ofrecer más características. Los usuarios de portátiles tienen otra alternativa, las tarjetas PC Card (también llamadas PCMCIA o CardBus) que se insertan en el slot PC Card que ofrecen muchos portátiles, aunque no todos.

Estas tarjetas son las más portátiles de todas porque, menos el cable o la caja de E/S, son casi internas. No obstante, traen menos características por el mismo precio, y no es tan fácil compartirlas entre un portátil y una torre PC, a menos que uses un adaptador PC Card.

Las tarjetas USB permiten emplear un número limitado de entradas/ salidas simultáneas, debido a la relativa baja velocidad inherente al protocolo USB. Muchos interfaces USB ni siquiera soportan frecuencias de muestreo superiores a 48kHz y, en ese caso, tan sólo ofrecerán una simple conexión estéreo. Por el contrario, los dispositivos FireWire suelen soportar 24 (o más) conexiones simultáneas de hasta 96kHz.
Resumiendo, las tarjetas USB y FireWire son adecuadas para estudios de sobremesa que necesitan pocas E/S, y resultan muy atractivas para trabajar con portátiles, ordenadores ‘todo-en-uno’ (como un iMac, que no permite ampliaciones PCI) o si tienes que compartir la tarjeta entre varios ordenadores.
En todo caso, las tarjetas PCI siguen siendo la opción más económica.



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Publicado originalmente en Future Music 99

*La Espiritualidad del Músico Católico

"Nosotros como músicos somos el Ejército de Cristo. No nos debemos de confundir, nuestra
principal arma no es la música sino el amor. Si nos presentamos a la guerra tan solo con la espada de la música no llegaremos muy lejos. En cambio, cuando vamos utilizando como principal arma el amor, a la primera nota el enemigo será derrotado. Solo cuando el amor es nuestra guía y nuestro camino, nuestros instrumentos y nuestras voces tendrán la fuerza para derrotar al enemigo".

Eugenio Jorge y Martín Valverde en una "Clínica de Formación para Músicos Católicos"

"¿Es acaso que el amor entra en el corazón del que escucha por la boca del que alaba? De ninguna manera, sino que de un amante se enciende otro" (C 10, 28, 39)

Como expresó San Agustín, de un amante que canta con el corazón y con la vida, se enciende otro. Asi podriamos discernir perfectamente cual debiera ser la Espiritualidad de Músico.

La Buena Nueva de Cristo descansa en el amor, como única forma de liberación del egoísmo que vive el hombre. El resumen de los mandamientos es Amar a Dios, amarse a sí mismo y amar al prójimo, pero a todos nos parece difícil practicar este precepto, más aún, en un mundo hedonista e individualista.

Para amar se necesitan dos personas, una comunión entre un tú y un yo. Se necesita amar y ser amado, "para poder cantar y ser cantado" como dice el poeta antioqueño, Oscar Hernández. Así, cuando amas y eres correspondido se siente un gozo indescriptible.
Si amas a Dios y eres un misionero musical a su servicio, te amarás a ti mismo. Y si te amas a ti mismo, puedes amar a tu prójimo, pues no podemos dar de lo que no tenemos, o proclamar lo que no vivimos.
En consecuencia, si cantas al Señor con tu voz, lo debes alabar también con el testimonio de una vida cristiana que proclame en estos tiempos los valores del evangelio. Es decir, debemos responder con amor al llamado y de Dios, de palabra cantada y de hecho.
Yo le puedo decir a mi esposo, ¡ te amo!! Pero con actos de infidelidad contradecir las palabras. De igual manera, se necesita actitud y acción para cantarle a Dios.
Quiero expresarte que no se trata de cantar por cantar, sino de servir con el canto y amar. Si permites que se enfríe el amor con el que cantas, las notas, las técnicas, las voces melodiosas pierden el sentido y se paralizan en los oídos de quienes las escuchan.
El profesionalismo musical no basta para ser un cantor de Dios. Los artistas de Dios arrastran multitudes por el vigor de su amor, al fin, todos tenemos sentimientos. Por lo tanto, la música que realices sin amor es banal, el canto sin amor es como un objeto desechable que se tira a la basura.

Que tu canto se convierta en una saeta que conduce al amor con la fuerza de Dios. De esta forma, las palabras son saetas por el amor que llevan al otro. La música se lanza con el peso del amor y sólo con amor es fecunda donde quiera que llegue. El impulso y la dirección, se la dejas al artífice del mundo, al gran artista y creador.
Cuando amas ves, escuchas y descubres en la música a aquel que hizo cuanto amas. Ejecuta por amor los instrumentos, interpreta por amor las voces, para que unidos en un mismo espíritu cristiano cosechemos los frutos en el coro de Dios.
Cuando cantes, no lo hagas sólo por goce estético, dale una impronta de amor a tu canto. Cantar con amor significa unir la palabra, la mente, el cuerpo y el corazón, para darle un abrazo incorpóreo a Dios y al hermano. Si haces la música con amor, agradable a los oídos perfectos de Dios, proyectas el amor y la alegría a los demás.

Tu y yo hemos sido conquistados por el amor de Dios. Si el pueblo de Israel cantaba con alegría durante su peregrinación al templo de Jerusalén; cantemos nosotros jubilosos, "con todo nuestro corazón, salmos, himnos, y cantos espirituales, dándole gracias" -Col. 3-16 – Ef. 5, 19 - en el camino de nuestra vida.

Querido hermano, reemplaza las notas sin sentido, las notas sin valor, por notas de amor en clave de Cristo. ALABEMOS AL CREADOR CON UNA INMENSA VOZ.
Cantante de Dios, "si flaqueas en el amor, flaqueas en la alabanza"
(San Agustín, CS 83,8).


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